Esta primavera me dio por plantar tomates en mi terracita. Las semillas germinaron y salió una plantita pequeña que fue creciendo y creciendo desde entonces, con mucho sol y mucha agua. Dos meses y medio después, en lo que eran unas bonitas flores amarillas, apareció un tomate y luego otro y otro más. Ahora mismo hay tres que en unos días estarán rojos y maduros para tomar en una ensalada, en un gazpacho o a bocados, que seguro que saben a gloria. Aunque mejor sin cocinar para disfrutar ese sabor a hortaliza de huerta propia. ¿Alguien quiere probarlos? Este verano hare la fiesta del tomate en casa, pero ¡¡sin tomatina ehh!!
Michael se fue y me dejó triste, pero estos tomatitos me han consolado. ¡Son más buenos!
Michael se fue y me dejó triste, pero estos tomatitos me han consolado. ¡Son más buenos!
Así era con unos quince días de vida.
Qué buena pinta! Felicidades, seguro que debe ser un gusto comer de lo que uno planta. Yo me apunto a la fiesta del tomate, jeje.
ResponderEliminarUn besote, guapetón.
Al final no hice la fiesta del tomate, pero el verano fue avanzando y me fui comiendo los frutos de la planta hasta llegar a diez, que con aceite y pan tostado supieron a gloria.
ResponderEliminarEl año proximo repetire y te invitaré.