La llegada a Fez fue a la hora esperada, en el aeropuerto negociamos (por primera vez) el precio de los dos taxis que nos llevarían al hotel. Decidimos que ya que teníamos dos hoteles reservados, primero fuesemos a uno todos juntos, nos registrásemos y luego al otro en otro taxi. El primero fue fácil de hallar, estaba dentro de la Medina, cerca del Palais Jamais. Al bajarnos de los taxis, había un guía que nos acompañó hasta el Riad donde nos alojábamos dos miembros del viaje. Empezamos a callejear por angostas calles no tanto como ésta (Foto 1), bajamos unos escalones, luego a la derecha, luego recto y a la derecha otra vez, luego izquierda y tocaba bajar una cuesta de escalones muy amplios (Foto 2) tomar la primera a la izquierda otra vez y en la segunda a la izquierda, al final se encontraba el lugar. ¿Parece un poco complicado? Lo era sin duda. Menos mal que llevábamos un guía muy amable que nos fue indicando el camino. Yo pensaba “qué horror luego a las tantas bajar por aquí solos, con lo desierto que debe estar la zona a las 11 o las 12”. Total que el hotel era una maravilla de sitio con una decoración muy elegante y un patio que ya mostré en la anterior entrada del viaje en el blog. Subimos dos plantas y dejamos las cosas en una habitación muy amplia, con un estucado rojo en las paredes muy bonito y unas ventanas con cristales de colores. Estaba amueblada con mucho gusto y había una lámpara vertical rectangular de tela que llamó mucho nuestra atención.
Por el patio avisamos que subieran a ver la habitación los demás y bajamos para inscribirnos en el hotel. Nos pidieron dejar los pasaportes y recogerlos luego a la noche, pero no nos pareció buena idea eso de irnos indocumentados y rellenamos los papeles antes de marchar al otro hotel. Durante todo este rato los demás aun llevaban sus equipajes que habían tenido que bajar y ahora tocaba subir. Yo ayudé un poco a Mar, una de las viajeras, con su maleta porque la pobre no podía tirar de ella.
Subimos de nuevo, esta vez a tres taxis y nos llevaron en cuestión de cinco minutos ante la Puerta Azul. Comenzamos a bajar buscando el Riad pero era imposible de hallar, dimos muchas vueltas y después de cuarenta minutos buscándolo infructuosamente, un chico se ofreció a mostranos el camino y en menos de 5 minutos estabamos delante del Riad Iman, donde se alojaban los otros cinco viajeros. El guía nos pidió propina, 50 dirhams (5 euros), algo que nos pareció desproporcionado, ya que por el taxi habiamos pagado 10 dirhams. Recopilamos monedas pequeñas que teníamos (tras haber cambiado hacía una hora y pico los euros en el aeropuerto) y reunimos la misera cantidad de 7 dirhams que son como 70 míseros céntimos. Al guía le pareció una mierda y nos dijo que no lo quería. Estuvimos un rato discutiendo, yo trataba de valorar su trabajo de habernos acercado al Riad pero la gente lo comparaba con lo pagado por el taxi y no estaba dispuesta a pagar más. Total que fue un momento desagradable y el guía, que no tendría mas de 19 años, tras la discusión volvío a rechazar los 7 dirhams que le ofreciamos. Normal, ofendiamos su dignidad y su inteligencia. Desde luego aprendimos la lección y posteriormente tratamos mucho mejor a los guias con mejores propinas.
Por el patio avisamos que subieran a ver la habitación los demás y bajamos para inscribirnos en el hotel. Nos pidieron dejar los pasaportes y recogerlos luego a la noche, pero no nos pareció buena idea eso de irnos indocumentados y rellenamos los papeles antes de marchar al otro hotel. Durante todo este rato los demás aun llevaban sus equipajes que habían tenido que bajar y ahora tocaba subir. Yo ayudé un poco a Mar, una de las viajeras, con su maleta porque la pobre no podía tirar de ella.
Subimos de nuevo, esta vez a tres taxis y nos llevaron en cuestión de cinco minutos ante la Puerta Azul. Comenzamos a bajar buscando el Riad pero era imposible de hallar, dimos muchas vueltas y después de cuarenta minutos buscándolo infructuosamente, un chico se ofreció a mostranos el camino y en menos de 5 minutos estabamos delante del Riad Iman, donde se alojaban los otros cinco viajeros. El guía nos pidió propina, 50 dirhams (5 euros), algo que nos pareció desproporcionado, ya que por el taxi habiamos pagado 10 dirhams. Recopilamos monedas pequeñas que teníamos (tras haber cambiado hacía una hora y pico los euros en el aeropuerto) y reunimos la misera cantidad de 7 dirhams que son como 70 míseros céntimos. Al guía le pareció una mierda y nos dijo que no lo quería. Estuvimos un rato discutiendo, yo trataba de valorar su trabajo de habernos acercado al Riad pero la gente lo comparaba con lo pagado por el taxi y no estaba dispuesta a pagar más. Total que fue un momento desagradable y el guía, que no tendría mas de 19 años, tras la discusión volvío a rechazar los 7 dirhams que le ofreciamos. Normal, ofendiamos su dignidad y su inteligencia. Desde luego aprendimos la lección y posteriormente tratamos mucho mejor a los guias con mejores propinas.
Fin del la primera parte
Jo, eso de tener que regatear, que mal que lo llevaría, no sería capaz, pero claro, para ir allí que están tan acostumbrados deber ser primordial. Jo, me ha una envidia tu viaje,,, jjeje
ResponderEliminarUn besote
Alex, seguro que si vas te acostumbrarías a regatear, tiene un puntito especial, eso de saber que tienes que conseguir cualquier objeto por debajo del precio que te piden...
ResponderEliminarBesitos.
Viajo a Fez en 2 semanas...que tal tiempo te hizo?.. Oye he escuchado que hay taxis de 3 plazas y más grandes, es asi?.
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