La segunda jornada del festival fue un maratón de cine, visionando películas de la sección oficial, documentales y una última de la muestra de cine Latinoamericano, pero empecemos por el principio.
Las activades del domingo comenzaron a las 9 con la proyección de QUE SE MUERAN LOS FEOS, de Nacho García Velilla. Una comedia pensada para arrasar en taquilla, con un humor demasiado fácil y unos personajes arquetípicos en una historia rural con un buen plantel de actores, pero cuyo planteamiento prometía más de lo que realmente ofrecía. Velilla no ha logrado el nivel de alta comedia conseguido con su anterior cinta Fuera de Carta, proyectada hace un par de años en este mismo festival.
Tras la sesión de fotos y rueda de prensa correspondientes, a las 12 asistimos a la proyección de la segunda cinta del día PLANES PARA MAÑANA, de Juana Macías. Una historia coral, con tres mujeres como protagonistas de unas vidas cruzadas que recordaba demasiado a aquella gran película, Amores perros, con Goya Toledo en dos papeles principales muy similares, aunque ella no compartiera esa visión de uno de los periodistas en la rueda de prensa. Historias humanas, de vaivenes sentimentales con las estupendas Carme Elías y Ana Labordeta también en el reparto. Una buena opera prima que habría logrado un mayor éxito con un guión algo más trabajado.
Después de un descanso para comer, asistimos a la rueda de prensa del Premio Málaga, con una Rosa María Sardá divertida e irónica como nos tiene acostumbrados.
A las 17 se presentó en la Carpa Sur, el interesante proyecto MAR DE PLÁSTICO (Tv movie) que se comienza a rodar esta misma semana en Carchuna con actores procedentes de Senegal y Marruecos junto a otros españoles, y que será dirigido por Silvia Munt y producido por la productora malagueña MLK, productores también del siguiente documental.
A las 18 horas le tocaba el turno al primer y muy recomendable documental de la tarde LOS SABIOS DE CÓRDOBA. En un mundo sumido en un “choque de civilizaciones” y con la religión como justificación para guerras y atentados terroristas, el director Jacob Bender sigue la pista de dos personajes de Al Andalus, Averroes y Maimónides y su espíritu de convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos en aquella mítica España medieval. Bender emprende un viaje desde su ciudad, Nueva York, a Andalucía, Marruecos, París, Venecia, Egipto, Palestina e Israel, encontrándose con quienes hoy se sirven de la experiencia de aquellos dos sabios de Córdoba en pos de la conciliación entre razón y revelación.
A las 19.30 llegaba MI VIDA CON CARLOS, del chileno Germán Berger, una emotiva historia sobre la vida del padre del director, asesinado en la dictadura de Pinochet en 1973, cuando su hijo tenía tan solo un año. Un documental hecho con el corazón, donde Germán se encuentra con su madre, con los hermanos de su padre y otros familiares que le van narrando cómo este trágico hecho trastocó sus vidas y cómo se aprende a vivir echando fuera el odio y el rencor. Una apasionante historia, rodada con gran sensibilidad y talento y que hubiera dado para un debate posterior con el director de la obra presente en el acto, pero no fue posible dada la apretada lista de proyecciones de documentales en el Teatro Echegaray. Aunque el que escribe estas líneas pudo disfrutar de una pequeña y muy grata conversación con German Berger y otro periodista.
Y para terminar la jornada, a las 21.45 se presentó VAHO del mexicano Alejandro Gerber, una historia sobre tres jovenes y sus complicadas vidas en un metraje demasiado largo que habría necesitado un montaje menos generoso. Por otro lado, unos convincentes actores dotan de gran credibilidad a la narración.
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