sábado, 6 de julio de 2024

Deja de decir mentiras de Oliver Peyon (2.022)

Hace poco disfruté (en Filmin) con una de esas películas que te atrapan desde el inicio y no deseas que terminen. Y ya que mañana se celebra el orgullo en Madrid, aprovecho para compartirla. 

La película se inicia con tres planos distintos de tres chicos; uno que viaja en coche, otro en moto y un tercero en tren. No descubres hasta unos minutos más tarde que tales planos no suceden en la misma época.  

Una encantadora y parlanchina mujer, mezcla de Fanny Ardant y Adriana Ozores, (Guilaine Londez) recoge a un famoso escritor,  autor de un relato para una conocida marca de Cognac. Todo está contado con un tono muy fresco y creíble que promete una historia muy disfrutable. 

La propuesta de un escritor famoso (Guillaume de Tonquedec) que regresa a su pueblo natal tras 35 años de ausencia,  me recuerda a ese clásico de Tornatore, Cinema paradiso. Con una serie de flashbacks se nos va narrando el origen de una historia de amor que tuvo lugar en 1984. El primer amor de los 17 años. Stephane conoce a Thomás (Julien Saint de Jean) en el colegio y surge entre ellos una atracción física increíble. Un amor puro y vitalista vivido desde la inocencia de esa edad y que está contado con maestría, deshilvanando poco a poco una serie de acontecimientos que van dando sentido al presente. 

Deja de decir mentiras, habla principalmente de la vergüenza de amar a otro hombre y de las repercusiones que ello conlleva.

Ya desde el principio de la película me fue conquistando a fuego lento hasta quedar arrebatadoramente cautivado por esta historia de amor que sin lugar a dudas pasará a formar parte de la lista de mis películas favoritas.

Tanto el actor que interpreta a Lucas (Victor Belmondo), nieto de Jean Paul Belmondo, como Jérémy Gillot (Stephane joven), o el que interpreta al Stephane maduro, están muy bien elegidos y cada uno aporta a sus papeles lo que en mi opinión los hace inolvidables e únicos, componiendo unos personajes de una historia conmovedora. Escribo éstas líneas aún con la emoción reciente y el corazón encogido.

Nota. Películas así despiertan en mí una pulsión narrativa irrefrenable hasta el punto de tener que pausar la película para ponerme a tomar notas.

Nota. La película está basada en la novela homónima escrita por Philippe Besson

Tengo diecisiete años. No sé que nunca volveré a tener diecisiete años, no sé que la juventud vuela, que apenas dura un instante, que desaparece enseguida y cuando te das cuenta ya es demasiado tarde, ya se ha terminado, se ha volatilizado, la has perdido; a mi alrededor algunos lo presienten y lo dicen, los adultos lo repiten, pero yo no los escucho (Sipnosis de la novela).

5* de 5