lunes, 16 de diciembre de 2024

A late quartet de Yaron Zilberman (2012)

Anoche tuve la oportunidad de disfrutar por segunda vez de A late quartet (El último concierto). Tras 25 años cosechando éxitos y fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo, el futoro de un cuarteto de cuerda recibe un duro golpe que puede poner en peligro su supervivencia. El violonchelista de la formación (Christopher Walken) está padeciendo los primeros síntomas de Párkinson, una enfermedad que pondrá fin a su carrera como interprete en poco tiempo. La incertidumbre sobre su futuro se apoderará del cuarteto, dando rienda suelta a emociones reprimidas y egoísmos que pondrán a prueba años de amistad y colaboración profesional. 
Anoche tuve la oportunidad de disfrutar por segunda vez A late quartet (El último concierto). 
Tras 25 años cosechando éxitos y fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo, el futuro de un cuarteto de cuerda recibe un duro golpe que puede poner en riesgo su supervivencia. El violonchelista de la formación (Christopher Walken) está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre sobre su futuro se apoderará del cuarteto, dando rienda suelta a emociones reprimidas y egoísmos que pondrán a prueba años de amistad y colaboración profesional.

Un buen ejemplo del cine independiente norteamericano, con grandes actores cuyas excelentes carreras nos han regalados grandes películas, pero es que en A late quartet, además de un reparto de joyas, se unen un brillante guión y una sublime dirección de actores, obsequiándonos con un commovedor drama.  Catherine Keener (Juliette) emociona con esa mirada, esos silencios y esa fuerza, está descomunal. El tristemente malogrado y talentoso Philip Seymour Hoffman (Robert) está soberbio, un personaje con mucha humanidad, imperfecciones y de nuevo, esa mirada. También destacar a Mark Ivanir (Daniel) que como primer violinista hace un trabajo excelente. Su relación con algunos miembros del quarteto va a tener gran repercusión. Y qué decir de Christopher Walken (Peter) que desde muy el principio, te conquista con esa mirada límpida, que parece apunto de quebrarse, cuando le diagnostican una enfermedad que le obligará a dejar su gran pasión y trabajo como músico.


A late quartet se abre y se cierra con la misma escena, (adoro este tipo de recursos) en la que el cuarteto sale a un escenario vacío para empezar el concierto de su vigésimo quinta temporada juntos, interpretando una obra de extrema dificultad, el Opus 101 cuarteto 14 para cuerda de Beethoven, una obra de 7 movimientos, que tal y como se menciona en un par de  secuencias se debe tocar sin pausas. 
Opino que en esta película de actores, está todo muy bien medido. Los tiempos de las secuencias, los diálogos, los silencios, los ensayos. Todo funciona a la perfección y es un deleite para los sentidos, pero lo hace como una olla a vapor a punto de explotar cuando añades ciertos ingredientes que combinados entre sí podrían resultar un cóctel explosivo. 

Y no quiero dejar de mencionar la hermosa ciudad nevada de Nueva York, que el director la elige como escenario en pleno invierno, la estación relacionada con la última etapa de la vida, una estación final para muchas cuestiones antes de que llegue la primavera con ese aire de renovación total que producirá los cambios ansiados por todos. 

5 estrellas de 5. 

Spoiler (no seguir leyendo si no has visto la película) 

Me gusta como está reflejada la relación de Robert y Juliette, en plena decadencia, pero ellos sin ser aun del todo conscientes, hasta que la incendiaria opinión de Daniel sobre que Robert nunca sería un buen primer violinista, pone patas arriba no sólo el matrimonio sino en franco peligro la continuidad del cuarteto. Me gusta la relación que se va dando entre Daniel y Alexandra (la hija de Robert y Juliette). Profesor y alumna. Al inicio fría y torpe cuando él le recomienda leerse la biografía de Beethoven para que consiga mejorar su fallída y torpe interpretación al violín y luego más afectuosa hasta que inician una relación amorosa. Excelentes las escenas entre Robert y Juliette, hay una química brutal entre los dos. Como la escena de la discusión en el taxi, o como cuando ella descubre que Robert le ha sido infiel con la bailaora de flamenco. ¡Sus miradas trasmiten tanto!  O la escena del ensayo final cuando todo está apunto de saltar por los aires. Un increscendo memorable. 


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