Tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común, Miren abandona su casa y denuncia a su marido por violación y abusos continuados. La serie se inicia justo con la secuencia en la que Miren ha decidido irse y empieza a hacer el equipaje apresuradamente antes que su marido regrese del trabajo.
Los actores de esta serie de 4 episodios están muy bien medidos, tanto Nagore Aramburu como Pedro Casablanc. en los cónyuges del matrimonio. A él lo tememos y a ella la compadecemos. Y los hijos, Iván Pellicer y Miguel Bernadeau. Cada uno con una personalidad bien definida, uno más parecido a su padre el otro más parecido a su madre. Cada uno cree la verdad de uno de sus progenitores y eso les distancia y casi enemista con el otro bando, generando tremenda tensión en el ámbito familiar. Hay mucha verdad en la historia. Un guion al que no le sobra ni una coma, saca provecho de cuatro buenos interpretes que hacen creíbles y poderosos a sus personajes. También cabe destacar el personaje de la abogada de Miren, interpretada por una solvente Loreto Mauleón.
La larga e intensa secuencia del juicio, que dura un episodio completo, está muy bien contado. El episodio final aporta ingredientes y matices que hacen redonda la historia. La serie está dirigida por Alauda Ruiz de Azua que ya nos sorprendió en el 2022 con su laureada ópera prima Cinco lobitos, (Goya a la mejor dirección novel) que también versaba sobre la familia como centro neurálgico de la trama.
Querer nos ofrece un retrato veraz de un manipulador al que con su labia y don de buen comunicador costaría no creer. Pedro Casablanc está inmenso en un personaje con varias caras y múltiples capas, una amable y tierna, otra dura y temible, otra agresiva e invasiva. No sabemos si es ceguera lo que le impide reconocerse como lo que es, o es simple negación del patriarca todopoderoso en el que se ha erigido. A veces la violencia en el hogar se instaura de tal forma que llega a convertirse en algo difícil de percibir desde dentro.
Hemos visto muchas películas o series en las que el tema principal es la familia, pero aquí el retrato se ha hecho con mayor minuciosidad, se perciben particularidades que enriquecen la narración. La relación de Aitor, el hijo mayor con su hijo pequeño nos demuestra que los patrones aprendidos se repiten generación tras generación salvo que haya un interés y determinación por interrumpirlos. Hay cierta dureza de ese padre joven hacia su hijo al que la madre trata con más dulzura y comprensión.
Me ha tocado mucho la evolución que algunos personajes llegan a tener en tan solo 4 episodios y como ello nos conmueve, pero es que transcurren 3 años desde el momento en el que la madre se va del hogar hasta que se celebra el juicio.
Hay algunas escenas que se me gustaria destacar; la cena familiar de Iñigo, su madre y hermanas poniendo a caldo a su ex mujer, mientras su hijo mayor presente en la cena, asiste atónito al linchamiento familiar de Miren. O la del pasillo del hospital en el que Iñigo intimida a una Miren que va perdiendo el miedo a ese monstruo en el que se ha convertido su ex marido.
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